martes, 26 de mayo de 2009

Un mensaje en una botella...

Cuando hice el post de “Ese pequeño punto azul” y mencionaba a las sondas Voyager, mucha gente me preguntaba sobre aquellas naves y más aún, sobre aquel mensaje del que hacia referencia. Bien, aquí va algo respecto a, según mi opinión, las máquinas más importantes de la historia humana y tal vez, el único vestigio que quede de nuestra existencia en millones de años.

UN POCO DE HISTORIA

La misión de las sondas Voyager era el de conocer los planetas exteriores del sistema solar aprovechando un alineamiento planetario que tendría lugar a finales de los años '70 e inicios de los '80 y que podría permitir un viaje empleando una cantidad de combustible muy baja y un tiempo mínimo de vuelo. Esta "situación geométrica" de Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, tiene lugar cada 175 años.

La Voyager 1 fue lanzada el 5 de agosto de 1977 desde Cabo Cañaveral. Pasó por Júpiter en 1979 y por Saturno en 1980. La Voyager 2 fue enviada el 20 de septiembre de 1977, pasando por Júpiter y Saturno para llegar a Urano en 1986 y Neptuno en 1989. La Voyager 2 es la única sonda que ha visitado esos dos planetas. Ambas sondas consiguieron alcanzar sus objetivos con éxito, obteniendo miles de fotografías y grandes cantidades de datos que harían reescribir y actualizar los libros de planetología.

Luego de visitar nuestros planetas, las sondas siguen su camino hacia los exteriores del sistema solar y actualmente se ha determinado que están a punto sobre pasar la heliopausa (punto en donde nuestro sol ya no ejerce ninguna influencia).

Actualmente, las sondas siguen enviando datos a los científicos pues cuentan con energía nuclear (se espera que duren unos 30 años más funcionando), pero a la distancia a la que se encuentran, una señal enviada desde la Tierra demora cerca de 14 horas y 20 minutos en llegar a la sonda y otro tanto en volver (28 horas y 40 min. en total)... y las naves se siguen alejando…

MENSAJE DE LA HUMANIDAD

Fijados a un costado de la nave por medio de lustrosos pernos de titanio se encuentran un fonocaptor de porcelana, una aguja de diamante y un disco fonográfico de cobre bañado en oro. Todo el paquete ha sido encerrado en aluminio para asegurar la sonoridad del disco durante 1.000 millones de años y en su cubierta se grabaron instrucciones para poder tocarlo. Un mensaje de 120 minutos: saludos en muchos idiomas humanos y el de algunas ballenas, un ensayo sonoro de 12 minutos, 90 minutos de música y una serie de indicaciones visuales que pueden ser convertidas en fotografías en blanco y negro y en color por extraterrestres viajeros del espacio.

Nunca sabremos su destino final. Transcurrirán 40.000 años antes que alguna de las sondas se acerque a la estrella más cercana, cientos de millones de años mientras vaga entre las estrellas de nuestra galaxia, y pasará ocasionalmente a la distancia de un año luz de alguna estrella, con la esperanza de que algún ser inteligente la encuentre y sepa de nuestra existencia.

El disco empieza con 116 cuadros gráficos: diagramas que indican nuestra posición en la Vía Láctea; esquemas de ADN y de nuestros cromosomas, de nuestra anatomía; de nuestra estrella, el Sol; de la composición química de la Tierra y nuestra atmósfera; imágenes de nuestros océanos, ríos, desiertos, montañas, continentes, flores, árboles, insectos, aves, animales, fauna marina y copos de nieve.
También estamos representados por diversos aspectos de nuestra identidad social: nuestra forma de comer, beber, trabajar, jugar y bailar en una serie global de situaciones. Hay fotografías de logros humanos de ingeniería como el Taj Mahal, la Gran Muralla China y el puente Golden Gate. Nos mostramos solos y en grandes conglomerados como las urbes modernas. La secuencia termina con imágenes de una puesta de sol, un cuarteto de cuerdas, un violín y una página de la partitura del cuarteto para cuerdas en si bemol Núm. 13, opus 130 de Beethoven. (Junto con la partitura se incluye una frase musical de dicho cuarteto para demostrar la relación entre la notación y los sonidos)

Ah, lo olvidaba, también hay un saludo y un canto en quechua hecho por una niña peruana.


Aquí podrás ver el contenido de esos discos.

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